Por Octavio Quintero

Una declaración del Procurador Ordoñez que hace recordar la sentencia bíblica: "el que esté libre de pecado que arroje la primera piedra"… 

La corrupción se ha democratizado, dice el Procurador Alejandro Ordoñez. Es decir, a la luz del sentido que tiene el término "democracia", lo que el Procurador indica es que estamos eligiendo a los corruptos para que nos gobiernen: así de sencillo.

Todos sabemos, y más el Procurador, que "demo" es pueblo y "cracia" gobierno. Democracia, entonces, es algo así como el gobierno del pueblo. Que el Procurador diga, recién pasadas unas elecciones populares, que "hay una democratización de la corrupción", el mensaje es muy claro: la corrupción se ha institucionalizado en Colombia por la vía electoral. Y no resulta raro, si consideramos esto una consecuencia lógica de la narco y parapolítica que hace rato se apoderó del Gobierno y del Congreso Nacional.

Lo grave de la afirmación del Procurador no está en lo que hace explícito: que ahora el sector privado también está corrompido, sino eso que deja implícito: que estamos eligiendo a los corruptos.

Hace 12 años dije en mi libro "La mentira organizada", que la corrupción era como el tango que para bailarlo se necesitan dos. Luego, ahí en la observación del Procurador no hay ningún descubrimiento. Es más: si buscáramos la fuente primera de la corrupción, podríamos hallar que corre en sentido del sector privado hacia el público, sin que esto pueda tomarse como excusa de uno u otro, por aquella sabía sentencia de Sor Juana Inés de la Cruz: (…) "Quién será más de culpar, aunque cualquiera mal haga"…

Como novedad, nos queda entonces lo implícito en la "democratización de la corrupción", como la forma de un　 pueblo (demo) que ha dado en elegir a unos gobiernos (cracias) de entre los más torcidos y perversos de la sociedad: ¡los corruptos!