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Errático discurso de Farc hará difícil los diálogos de Paz en Oslo según Fedegan

 

Así lo considera el presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos, José Félix Lafaurie Rivera, quien aseguró que el preámbulo de los diálogos de paz, pusieron de manifestó que el grupo ilegal parte de conceptos equivocados sobre las causas del conflicto armado en Colombia

¿Qué lo lleva a pensar que las Farc están equivocadas?

La fase exploratoria ha servido para identificar el errático discurso en torno al tema central de las negociaciones como es la “tierra”.

¿Dónde están esas equivocaciones?

En palabras de alias “el médico”, el país necesita 5 reformas agrarias, la Ley de Restitución de Tierras es inútil y las FARC es inocente del éxodo de campesinos y la contrarreforma agraria.

¿Por qué cree que esas afirmaciones son equivocadas?

No sólo porque las afirmaciones provienen de quien hizo posible el preacuerdo y hoy oficia como heredero de “Jojoy” y del aparato militar de las Farc. Sino, además, porque se trata de la misma visión de hace 50 años.

¿Podría precisar?

Una es que aún divaga en el espejismo de los latifundios y dos es que rehúye la responsabilidad en el despojo y reacomodo de la propiedad rural a sangre y fuego.

¿Pero no es real que aún hay latifundios en manos de propietarios y herederos legales de la tierra?

Cierto es, que no son todos los que dicen, ni de la magnitud que se especula y lo cierto es que creo que no hemos podido pasar la página de La Colonia, cuando se podía sostener la premisa de la concentración legal de la propiedad.

¿Hay latifundio en Colombia?

Desde hace décadas asistimos a un permanente fraccionamiento de la tierra, que nos condenó a una estructura de minifundio y pequeña propiedad. Una realidad que admite el gobierno, cuando asegura que el 62% de los propietarios en el campo tiene menos de una UAF.

¿Entonces no hay latifundio?

En 1964 Miguel Santamaría Dávila –entonces Presidente de Fedegán– ya señalaba el fenómeno, a propósito de los debates de la “Alianza para el Progreso”. Sostenía que el diagnóstico de la concentración –con información catastral– era falso. En el registro aparecían propiedades gigantescas que en realidad habían sido divididas en herencias, parcelaciones, ventas o invasiones. Cálculos que corroboró Enrique Peñalosa, Gerente del Incora de la época.

¿Entonces el conflicto no es por la tierra?

Lo cierto es que así como el predominio del minifundio y la pequeña propiedad es una realidad, no es menos cierto que hemos vivido una violenta colonización de grandes extensiones por parte de guerrillas, paramilitares y narcotraficantes. Basta cruzar los mapas del desplazamiento y la presencia de estas fuerzas, para señalar a los verdaderos despojadores.

¿Y quiénes están ahí después de varios años de Seguridad Democrática?

Los mismos que hoy operan ejércitos anti-restitución, para conservar –en testaferros– y territorios estratégicos que sirven a sus propósitos políticos y militares, son los que ostentan activos de acumulación patrimonial o para siembra de ilícitos.

¿De qué cifras estamos hablando?

Aunque las cifras del despojo son inciertas, sabemos que un 40% de los municipios vivió la cohersión, las masacres y la expulsión como vías de hecho, para que capitales ilícitos englobaran pequeñas propiedades en grandes fundos, que sumados podrían representar una tercera parte de las mejores tierras del país.

¿A quienes se refiere?

Ahí están los terratenientes, contra los que apenas hemos podido extinguir 52.516 hectáreas en una década de vigencia de la Ley de Extinción de Dominio. La otra herramienta: la Ley de Restitución de Tierras está en ciernes, pero ya los propios usurpadores le hacen zancadilla, aunque “reivindican” la tierra como bandera de lucha.

¿Ese es el temor en las negociaciones con las Farc?

No podemos equivocarnos. Los negociadores deben tener claro el problema: ¿Cómo vamos a manejar el microfundio y la pequeña propiedad? ¿Cómo vamos a detener el fraccionamiento anti-económico de la tierra, en momentos retadores desde lo global? Me pregunto ¿cuál sería hoy la suerte de la propiedad rural, si prosperan las 5 reformas agrarias que exigen las Farc?

¿Cuál es su advertencia?

Un mal paso puede cambiar la suerte del país rural y no precisamente para bien. No queremos volver a recoger los pedazos de una reforma agraria expropiatoria, contraria a toda lógica económica y social ¿Será que después de 50 años repetimos la historia, por no saber leer la coyuntura y los desafíos de la tierra?

 


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