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Lecciones para no olvidar
Cesar Caballero

Cifras & Conceptos, firma consultores del ex – director de Dane, Cesar Caballero,  había escrito sobre los peligros y debilidades de Agro Ingreso Seguro. Lo hizo el 16 de Febrero de 2009 y lo recordamos aquí.

 

El debate de las últimas semanas sobre el programa Agro Ingreso Seguro (AIS) está mezclando tres temas distintos, los cuales merecen ser analizados de forma separada.

Con el ánimo de tener una reflexión más constructiva, propongo discutir el programa desde tres perspectivas: Primera, sobre el tipo de enfoque al cual responde AIS, segundo la bondad, viabilidad y evaluación de sus metas y tercero, la forma como se seleccionaron los beneficiarios.

Iniciemos con el enfoque. El diseño de AIS, ha sido explicito desde el principio: buscar aumentos en la productividad del sector agrícola colombiano apoyando fundamentalmente a los sectores más pudientes de las zonas rurales. Son ellos, los que con el subsidio, más sus propios recursos y su capacidad empresarial deberán generar los empleos para los habitantes en situación de pobreza en el campo. Es decir, el enfoque Carimagua.

En lo personal me parece inadecuado, pero es claro que quienes lo impulsan y lo han puesto en marcha tienen un mandato político muy grande y hacen parte de una escuela de pensamiento según la cual, la riqueza es creada por un grupo restringido de personas y luego de generada, los beneficios podrán trasladarse a los más vulnerables. En ello, no hay nada ilegal y si se reabre el debate, debemos ser claros que corresponde a uno de concepciones diferentes sobre el desarrollo.

Segundo, sus metas. Aquí el tema es un poco más confuso. Algunos de los protagonistas han manifestado que se trata de créditos reembolsables contra puestos de trabajo. Es decir, se entregan recursos a empresarios agrícolas quienes expanden su capacidad productiva y con ello generan nuevas fuentes de trabajo. Hasta el momento no he visto ningún elemento técnico que nos de pistas sobre si ello es posible, si funciona y si el costo de cada empleo nuevo generado justifica o no el subsidio. No nos han dicho cuantos empleos han sido creados, si los mismos son permanentes o temporales, y si quienes recibieron el subsidio pagan los salarios con el pleno cumplimiento de los requisitos de ley. Tampoco nos han contado si esos sectores han aumentado su productividad y en cuanto. El editorial de El Tiempo del pasado viernes señala que vienen en camino dos evaluaciones sobre el programa AIS, una de Fedesarrollo y otra de Econometría, ojala sus informes se hagan públicos y nos den luces sobre el cumplimiento o no de los propósitos del mismo.

Finalmente, la forma como fueron seleccionados algunos de sus beneficiarios parece ser una muestra más de clientelismo y politiquería. Si se es consistente con el enfoque y los propósitos, quienes reciben el subsidio deberían ser empresarios del sector agrícola con reconocida experiencia, ojala exitosa. Hasta ahora se ha venido mostrando que una parte de los “complacidos” con estos subsidios, corresponden a estos criterios. De él hacen parte familiares de políticos de la coalición de gobierno, funcionarios estatales, reinas de belleza, abogados y lobistas, es decir, no parece tratarse de empresarios agropecuarios sino simplemente de la clientela política de quienes detentan el poder. Aquí estaríamos ante una nueva forma de politiquería y clientelismo que tanto daño le han hecho al país.

 


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