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Alarma sanitaria en Colombia por enfermedad del moko en el cultivo del plátano
Alarma sanitaria en Colombia por enfermedad del moko en el cultivo del plátano

 

A la lista de problemas que deben enfrentar los cultivadores del plátano en Colombia, acorralados por la inseguridad rural y por la escalada de costos en los insumos, además de la ausencia clara del Estado para avanzar en la modernización de la producción, se suma ahora el recurdecimiento de la enfermedad del moko.

Si bien es cierto que Colombia lleva 58 años conviviendo con la bacteria del Moko, que se ha llevado consigo vastas extensiones del cultivo del plátano durante estos años, la situación en los últimos meses se ha dimensionado de una manera tal que ha puesto en alerta a productores, asociaciones y a las autoridades del sector agrícola del país.

De contera, según los analistas, es un ingrediente más para la aguda crisis cafetera, porque cuando se habla de un total de 400.000 hectáreas del cultivo del plátano, el 95% se relaciona con las familias que derivan su sustento del café y que encuentran en el plátano un aliado porque prodiga sombra a los cafetales.

Sin embargo, factores como la falta de competitividad, la conversión de cultivos, el cambio en el manejo de suelos, el creciente comercio de semillas sin certificación, la ausencia de cultura sanitaria y las condiciones ambientales derivadas de la ola invernal, se convirtieron en el “agosto” de la bacteria que sin control alguno se acomodó y viene causando ruina.

De los departamentos más afectados está el Quindío, cafetero por excelencia, que para los años 2010 y 2011, tuvo un incremento del 45%, alcanzando un total de 418 hectáreas afectadas. De los 12 municipios, con 35 mil hectáreas sembradas en plátano, sólo se salvan Génova y Salento; allí se han erradicado 268 hectáreas, falta el restante.

Igualmente se encuentra el departamento del Magdalena, al norte de Colombia, donde el área sembrada es de 50.000  hectáreas entre plátano y banano, en donde la mayor afectación se encuentra en su capital Santa Marta, allí se ha erradicado 216 hectáreas y faltan por erradicar 30 más.

Al respecto, Carlos Alberto Soto, subgerente de Protección Vegetal del Instituto Colombiano Agropecuario, Ica, indicó: “Ha habido una gran falta de precaución y prevención, se ha movilizado material vegetal sin guía de movilización o de viveros no registrados ante el Instituto”.

En este sentido, la autoridad sanitaria nacional ha reforzado los controles a través de una campaña de prevención sobre aspectos como manejo, vigilancia, control y normatividad; al mismo tiempo que realiza la inspección y monitoreo de las zonas de alta y baja prevalencia, un trabajo conjunto con los agricultores, viveristas, gremios, asociaciones y demás actores de la cadena, porque el objetivo es que antes de finalizar 2012 se logre disminuir la incidencia del Moko y se recupere la sanidad vegetal.

Para John Didier González, exsecretario de Agricultura del Departamento del Quindío: “si no mitigamos pronto la presencia de la bacteria, se verá en riesgo la productividad y la economía de la región, teniendo en cuenta que el 83% de la producción agrícola está dada en el sector del plátano con 300.000 toneladas al año”.

Alarma que también confirma la Federación de Platanicultores de Colombia, Fedeplacol, según lo señala el presidente del gremio, José Hernández: “el país está ad portas de tener una situación extremadamente grave con esta enfermedad. Mientras tengamos que estar pendientes de un convenio de $1.700 millones o más  y que el 80% se lo ‘coman’ las   instituciones y donde no se ha visto mucha eficacia en el control, eso no funciona”.

Pero además advirtió: “Colombia tiene 11 viveros registrados en el ICA, de los cuales 9 se encuentran en el Quindío, y el año pasado se vendieron 12 millones de colinos de plátano,  entonces me pregunto: ¿Cómo puede estar el resto del país?”.   Es así como desde este gremio ha surgido la propuesta no sólo de que se les encargue el manejo del Moko, sino que además se trate directamente la planta inyectándola con un bactericida denominado dióxidode cloro.

En el manejo sanitario hay que tener en cuenta: Utilizar semilla sana, únicamente de viveros certificados Ica; no sembrar en suelos con residuos de plantas enfermas; no sembrar en suelos cerca de los sitios donde haya habido plantas con Moko; el Moko se propaga fácilmente a través del agua, herramientas, maquinaria, insectos, animales domésticos, el hombre (vestuario y botas); controlar el ingreso de vehículos y personas no autorizadas a las zonas contaminadas; mantener la vigilancia constante del predio para prevenir su aparición y confirmar la presencia de la enfermedad, cumplir con los protocolos de control del ICA.

 


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